
Como todos los días, el señor Lester Akht tras levantarser de la cama, desayuna una taza de café y pastas. Se ducha, y se viste con uno de sus mejores trajes.
Le gusta ir elegante, porque a su edad lo único que le queda es la elegancia de antaño.
Sale de casa, y tras recorrer el kilómetro que hace a diario, se sienta en aquel banco de aquel parque, justo debajo del gran Sauce Llorón.
Hoy, en cambio, se ha despertado antes de lo habitual, no ha desayunado, y se ha puesto el mejor de todos sus trajes.
Hoy es un día diferente en la vida de Lester. Tras muchos años de espera, por fin podrá marcharse para siempre y abandonar el mundo que lo abandonó.
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